Soy Escorpión, un signo de agua. Parece incoherente cuando el signo nos remite a un lugar árido, un desierto nocturno. Pero mi abuela asegura que desde que me metieron a la alberca antes de cumplir los 2 años, me sentí en mi elemento, ya no quería salir. Mi madre jura que me habían salido aletas. Talvez, con el tiempo, me he convertido en anfibio, no en sirena.
Como decía, soy Escorpión, un signo de agua y -ahora que lo pienso, a veces la vida es un océano árido. Pero aquí estoy... aquí sigo... las más de las veces nadando hasta la orilla, pero aún sin querer salir. Después de todo ¿qué hay mejor que el primer chapuzón? ¿Qué hay mejor que la primera vez en que -temerosamente, uno se va introduciendo al agua?