fortune cookie
No suelo tener arranques violentos contra extraños, pero hoy estuve al borde de aventármele encima a una pendejeta en el Restaurante China Girl de Prado. El lugar estaba a reventar y había gente sentada en las sillas frente a la caja esperando mesa. Yo estaba en la caja muy tranquila pidiendo mi orden para llevar cuando llega una feliz-cursi-pareja-arreglada-para-domingo y se instala a mi lado como sin saber qué hacer o a quién dirigirse. Él, muy propio, pero sin nociones de comunicación con el mundo, comienza a preguntarle al dueño si se encontraba ahí la familia Zavala y bla bla bla. En eso, su dominante-castrante-pendeja-ñera lo corta en seco diciéndole, "No déjamelo a mí, yo le digo". Y que empieza esta tarada en un tono absolutamente patronizing a hablarle al dueño del China Girl que, quien lo conozca, sabe que él y toda la familia son encantadores y súper amables con todos los que acostumbramos a ir por allá. Como decía, comienza esta pendeja a hablarle al dueño como si fueran chinos recién llegados a México y no supieran ni jota de español: "Dis-cul-pe, es-ta-mos es-pe-ran-do a la fa-mi-lia Za-va-la. Tal vez ya lle-ga-ron..." y así siguió la pendejeta esta hablando muy lentamente y silabeando como para ver si así le entendía el dueño, que -by the way- habla mejor español que esta ñoña.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario